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Este 16 de noviembre es una fecha muy especial y es la celebración del Día de la Tolerancia.
La primera vez que se celebró esta fecha fue el 12 de diciembre de 1996 y cuando fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Según la UNESCO este día es una ocasión para la educación en la tolerancia, así como de reflexión y análisis sobre los problemas de intolerancia locales y mundiales.
António Guterres, Secretario General del Organismo, señala oportunidades en el horizonte: “Las personas no nacen para odiar; la intolerancia se aprende y, por lo tanto, se puede prevenir y desaprender”.
Las Naciones Unidas se han comprometido a fortalecer la tolerancia mediante el fomento de la comprensión mutua entre las culturas y los pueblos.
La Declaración describe la tolerancia no sólo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los estados.
Para ello la ONU a través del Secretario general habló de tres aspectos fundamentales para fomentar la Tolerancia y no Violencia
“La tolerancia es más importante que nunca en una era en la que el extremismo y el radicalismo violentos van en aumento y los conflictos se caracterizan por un menosprecio fundamental de la vida humana.”
Agregó que “La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros. La gente es naturalmente diversa; solo la tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo.”
La ONU señala cinco requerimientos: Un marco legal, educación, acceder a la información, toma de conciencia individual y soluciones locales… Respecto, de la toma de conciencia individual, refiere: “La intolerancia en la sociedad es la suma de las intolerancias individuales.
Por eso, debemos examinar nuestro papel en el círculo vicioso que lleva a la desconfianza y violencia en la sociedad”.
Según con la información de las Naciones Unidas, los Gobiernos deben aplicar las leyes sobre derechos humanos, prohibir, castigar los crímenes y las discriminaciones contra las minorías y debe garantizar un acceso igualitario a los tribunales de justicia, a los responsables de derechos humanos y a los defensores del pueblo.
Luchar contra la intolerancia exige educación. La intolerancia nace a menudo de la ignorancia, del miedo a lo desconocido y de un sentido exagerado del valor de lo propio. Por eso, es necesario educar sobre el tema y enseñar la tolerancia y los derechos humanos a los niños.
La intolerancia es más peligrosa cuando se usa con fines políticos o territoriales. Se usan argumentos falaces, se manipulan los hechos y las estadísticas y se miente a la opinión pública. La mejor manera de combatirlo es promover leyes que protejan el derecho a la información y la libertad de prensa.